Respuesta del organismo a la radiacion en Niños
Antes de que el óvulo fecundado se implante en el útero puede producirse una elevada mortalidad pero la irradiación en ese momento no produce anomalías congénitas. Una vez que se ha implantado y se inicia la diferenciación celular, es menos probable la muerte del embrión y más probable la aparición de anomalías estructurales y deformidades.
Los huesos de los lactantes y niños pequeños se van desarrollando desde el nacimiento hasta la adolescencia pasando por diferentes fases.
En la pelvis del lactante por ejemplo, el ilion, isquion y pubis aparecen separados como huesos individuales y a medida que el niño crece se van fusionando por las regiones cartilaginosas que hay entre ellos.
Estas regiones son especialmente radiosensibles.
Los huesos están formados por una diáfisis o cuerpo y dos epífisis, una en cada extremo. El espacio que hay entre estas dos regiones se denomina placa epifisaria y está formada por cartílago. Estas placas se encuentran entre la diáfisis y le epífisis hasta que se completa la etapa de crecimiento y se llega a la madurez completa de los huesos, normalmente a los 25 años.
Las epífisis son las partes de los huesos que aumentan en tamaño y aspecto a medida que el niño crece.
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